Maribel Guardia, a sus 66 años, atraviesa un momento sumamente complicado. A pesar de su característica sonrisa, la reconocida actriz y cantante se enfrenta a la dolorosa imposibilidad de convivir con su nieto, José Julián, debido al marcado distanciamiento con su exnuera, Imelda Garza Tuñón.
En una reciente entrevista, Maribel abrió su corazón y compartió la dificultad de la situación.
“Es duro, todos los días me levanto con este corazón partido que traigo, pero la otra mitad está llena de recuerdos de mi hijo, de cosas hermosas”, expresó, reflejando el profundo dolor que aún siente por la pérdida de Julián Figueroa, su hijo, en abril de 2023.
La raíz del conflicto con Imelda Garza parece estar en el intento de Maribel de proteger a su nieto. En enero, la actriz hizo público que su exnuera tenía problemas de adicción y que no había querido aceptar ayuda, lo que la llevó a tomar acciones legales buscando el bienestar del menor. Maribel ha enfatizado que nunca tuvo la intención de quedarse con José Julián, solo de velar por su seguridad.
Sin embargo, a pesar de los esfuerzos de Maribel, un juez otorgó a Imelda Garza una suspensión judicial contra la Fiscalía y el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), lo que le permitió recuperar la tutela de su hijo. Desde entonces, Maribel no ha podido reencontrarse con José Julián.
La situación se ha intensificado con la revelación de Maribel Guardia de que enfrenta al menos cinco demandas interpuestas por su exnuera.
“Yo tengo como cinco demandas de ella para mí, entonces ahí andamos en esas”, compartió la cantante, evidenciando la batalla legal en curso.
Maribel, con la sabiduría que la caracteriza, ha expresado su esperanza de que, con el tiempo, su nieto la busque y entienda sus motivaciones.
“Si Dios me da vida tal vez él me va a buscar y él va a saber que lo que quise fue su bienestar, su protección, y que lo que había era mucho amor de parte de todos los lados”, concluyó, mostrando su fe en que el amor y la verdad prevalecerán.
La actriz se encomienda a los planes divinos, admitiendo que a veces es mejor dejar que las cosas fluyan.