Víctor Manuel Contreras, el escultor, pintor y escritor mexicano, nacido en Atoyac, Jalisco, pero morelense por decisión, falleció la madrugada de ayer en su casa de Cuernavaca.
Hoy, familiares, amigos e integrantes de la comunidad artística le rendirán un homenaje de cuerpo presente, antes de que sus restos mortales sean depositados para su eterno descanso en el Panteón de la Paz.
Su nombre estuvo y estará asociado siempre, en Morelos, en México y en el mundo, a “La Paloma de la Paz”, la escultura que da la bienvenida, o que despide, a locales y turistas que toman el acceso norte de la capital morelense.
Esta pieza es un ícono, tal vez el más importante de la Ciudad de la Eterna Primavera, ya que es punto de referencia para todos y también para su creador, quien le dio vida en 1975 y ganó con ella el Premio de Bruselas, Bélgica.
Su deceso ocurrió hacia las 05:30 de la mañana, como consecuencia del deterioro de su salud en los días previos, en los que incluso estuvo internado en un hospital privado.
El próximo 6 de agosto, Víctor Manuel Contreras habría cumplido 82 años y la noticia de su muerte causó impacto entre allegados y conocidos que, a través de redes sociales, le dedicaron durante todo el día emotivos mensajes de despedida.
El maestro deja un vacío importante en el ambiente cultural de la ciudad, no sólo por su obra, en la que se cuentan 74 esculturas de gran formato, distribuidas en diferentes ciudades de México y el extranjero, sino por su gran personalidad.
Estudió en la Academia de San Carlos, en la Ciudad de México, y en el Instituto de Arte Moderno de Nueva York.
Radicó en Alemania y Francia donde abrió una ventana de oportunidades que potencializó, en beneficio suyo y de Cuernavaca.
Recientemente se le hizo un reconocimiento por su labor para el establecimiento en la ciudad de la Alianza Francesa, así como por los lazos de amistad con diferentes países, como Polonia.
Además de “La Paloma de la Paz”, en Cuernavaca también se pueden admirar sus obras “La madre y el niño”, en la convergencia de la Avenida Morelos y calle Mariano Matamoros; así como “Quetzalcóatl, eje de las culturas mesoamericanas”, en Río Mayo.
Sus amigos llevaron una réplica de su “Paloma de la Paz” a la funeraria y la colocaron en la cabecera de su féretro; no podía ser de otra forma.
Hoy será despedido con una misa y un homenaje de cuerpo presente en Catedral y en el Museo de la Ciudad.
“Yo soy yo. Único y verdadero y hermoso a la vez.”, Víctor Manuel Contreras, escultor.
Una de las últimas entrevistas que el maestro Víctor Manuel Contreras concedió fue precisamente a Diario de Morelos; en ella habló de sus andares, su amplia carrera como artista y el amor que le tenía a Morelos y a su gente.
A pesar de ser un hombre de mundo, Víctor Manuel Contreras se sentía arropado por los morelenses y por ello había pasado los últimos 57 años radicando aquí.
Contó también cuál fue su inspiración para esta escultura, la cual surgió cuando uno de sus maestros, quien era profesor en la Escuela Superior de Artes de París, le comunicó que estaba grave de salud.
“En eso me cae una pluma blanca, hermosísima, de un ave como gaviota, la tomo de mi hombro y la veo. Es el gran vuelo que inicia mi maestro. Qué doloroso es. Tanto cariño y tanto amor por México y tanto apoyo que recibí de él”, recordó.
El boceto que en ese entonces realizó se convirtió, con el paso de los años, en una de las postales más conocidas de Cuernavaca.
Agregó también que en Morelos encontró el espacio soñado para darle rienda suelta a su creación, aquí se convirtió en un personaje de referencia cuando de hablar de arte se trata y quizá es por ello que tenía un amor especial por nuestro estado.
Igualmente guardaba un cariño y reconocimiento especial por su gente, al afirmar que “la labor de los morelenses en el mundo es remarcable. Son gente de corazón, nobles, son preciosas personas”.