“No hay peor sordo que el que no quiere oír”, dijo el obispo de la Diócesis de Cuernavaca Ramón Castro Castro ante las sorderas que afectan a la sociedad, como la violencia, la soberbia, la vanidad, el egoísmo, el materialismo, entre otros.
Ayer, en su homilía dominical, Monseñor Ramón Castro dio la bienvenida a sacerdotes que viene de Kenia y Venezuela para conocer a la comunidad de sordos de Morelos y ver el trabajo que se realiza para poder llevarles la palabra de Dios a través del Lenguaje de Señas.
El obispo señaló que en la actualidad existen muchas sorderas que necesitan ser curadas y no precisamente una sordera física, “los profetas denunciaron que el pueblo estaba sordo a la voz de Dios porque se veía la dureza del corazón, la persistencia en el pecado y el rechazo a la conversión”.
Ahora, tenemos las sorderas individuales, “no es lo mismo oír que escuchar. Oímos ruidos, voces, murmullos, pero escuchamos y aprendemos las cosas importantes de la vida, como escuchar la verdad y la justicia. Muchas veces nosotros solo oímos y no escuchamos, nos hacemos sordos a la voz de Dios, solo el que reconoce que está enfermo de sordera y percibe sus oídos tapados es el que se pude curar”.
El obispo consideró que el pecado no es estar enfermo de sordera, “la gravedad está en que no queremos curarnos, insistimos en oír, pero no escuchamos, por eso es importante reconocer cuando Jesús nos pide abrir el corazón y escuchar la voz de Dios, quiere que estemos atentos para escuchar el alma”.
Monseñor Ramón Castro invitó a reconocer la sordera y escuchar a Dios, lamentó que todas aquellas personas que tienen autoridad, como un obispo, un párroco, un servidor público o un político, no quiere escuchar y solo oye a sus propios intereses, “que triste es que muchos servidores públicos no quiere escuchar lo que la mayoría del pueblo está pidiendo, hay un dicho que dice ‘no hay peor sordo que el que no quiere oír’, y esto lo podemos aplicar en nuestra vida personal, por ejemplo, cuando hay familiares alcohólicos o drogadictos, cuando un esposo es infiel y muchos otros”.
Señaló que en la actualidad existen muchos tapones que impiden escuchar como la falta de humildad, la soberbia, la vanidad, el egoísmo, la violencia, la avaricia, el materialismo, relativismo, la indiferencia y muchos otros que se convierten en obstáculos para escuchar la doctrina de Cristo.