La noche del 17 de abril en Guadalajara fue una sinfonía de emociones, donde la tradición del mariachi, encarnada en la voz inconfundible de Alejandro Fernández, se encontró con la adrenalina del asfalto, representada por la presencia del ícono del automovilismo mexicano, Sergio “Checo” Pérez. En el marco de su conmovedora gira “De Rey a Rey”, un homenaje visceral a su legendario padre, Vicente Fernández, el “Potrillo” tejió un espectáculo que trascendió lo musical, regalando un momento de genuina conexión con otro orgullo jalisciense.
Mientras la plaza vibraba con los acordes que evocaban la memoria del “Charro de Huentitán”, la atención se desvió por un instante hacia un invitado especial entre el público. Sergio “Checo” Pérez, el “Ministro de Defensa” de las pistas, cuya imagen, a pesar de su celosa privacidad, se ha convertido en un símbolo de la velocidad y la garra mexicana a nivel global, fue descubierto por el ojo avizor del “Potrillo”.
Lejos de la formalidad de los eventos deportivos, Alejandro Fernández, con la espontaneidad que lo caracteriza, no dudó en interrumpir su tributo musical para rendir su propio homenaje a la trayectoria de Pérez en la Fórmula 1. La respuesta de la multitud fue un estallido de aplausos, un reconocimiento unánime a un deportista que ha llevado el nombre de Jalisco y de México a lo más alto del automovilismo mundial.
Pero el momento álgido llegó con la chispa juguetona del cantante. En medio de la ovación, con una sonrisa pícara, Alejandro lanzó a “Checo” una broma que resonó con la complicidad de un amigo: “Nada más porque no sabes cantar, carnal, si no, te subía”. La ocurrencia desató una carcajada colectiva, uniendo al público en un instante de ligereza y camaradería que demostró la admiración mutua entre dos figuras emblemáticas de Jalisco.
“Ha sido ya historia y va a pasar a la historia como uno de los mejores deportistas de nuestro país. Se encuentra acompañándonos nuestro amigo, porque si es amigo de todo mundo, Checo Pérez ¡Un aplauso por favor! Un orgullo no solo para Jalisco, es para todos los mexicanos. Nada más porque no sabes cantar carnal, si no, te subía (al escenario)”, articuló Fernández, impregnando sus palabras de un afecto genuino.
La presencia de Pérez en el concierto no fue un hecho aislado, ya que el piloto había disfrutado de la música del “Potrillo” en otra ocasión reciente, cimentando una amistad que trasciende sus respectivos campos de gloria. Aunque la invitación a compartir el micrófono quedó como una anécdota divertida, la simple presencia de “Checo” en el homenaje a Don Vicente añadió una capa extra de significado a la noche, uniendo el legado de una leyenda de la música con el presente brillante de un ídolo del deporte, ambos nacidos y orgullosos de su tierra jalisciense. En esa noche mágica, el rugido de los motores quedó silenciado por la fuerza del mariachi, pero la admiración por un campeón resonó con la misma intensidad.