Detrás del brillo de los escenarios y los reflectores, la exitosa Belinda Peregrín Schüll,ícono de la música Latina, cargó con una infancia inesperadamente sombría. A pesar de alcanzar la fama a una edad temprana, la artista madrileña enfrentó una dura batalla contra el acoso escolar y un profundo aislamiento social, experiencias que, según sus propias palabras, moldearon su carácter y la impulsaron en su precoz carrera.
Desde la televisión infantil con “Amigos X Siempre” a los diez años, un proyecto que Vogue destacó como el inicio de su meteórico ascenso, Belinda se convirtió en un rostro familiar. Su posterior protagónico en “Cómplices al Rescate” la catapultó a la fama en toda Latinoamérica, otorgándole un Grammy Latino. Sin embargo, este éxito temprano, como señala Milenio Soft, trajo consigo una pesada carga: la implacable presión mediática que impactó su bienestar emocional.
En una entrevista reveladora con Gustavo Adolfo Infante, citada por Vanidades, Belinda abrió su corazón sobre el lado oscuro de su infancia. Su éxito televisivo, lejos de ser motivo de admiración entre sus compañeros de escuela, se convirtió en el detonante de burlas crueles. Ser “Ana”, la niña con poderes mágicos de la telenovela, la transformó en el blanco perfecto del ridículo. “Me molestaban desde niña, que si yo era la de la novela, que si como Ana tenía poderes, que si estaba loquita”, confesó la artista. La ironía escalofriante reside en que incluso su famoso tema infantil, “El Sapito”, fue utilizado como un arma de acoso, una melodía alegre convertida en un recordatorio constante de su “rareza” a ojos de sus compañeros.
La situación se tornó aún más desoladora durante su adolescencia. Entre los 9 y los 17 años, Belinda experimentó un profundo aislamiento social. “No tuve amigas”, reveló en la entrevista, explicando que las continuas burlas de las niñas de su entorno la mantuvieron en un estado de soledad que la sumió en la tristeza y la desmotivación.
Pero el acoso no se limitó al entorno escolar. Belinda también compartió un escalofriante episodio de ciberacoso durante su adolescencia. La existencia de una página de internet llamada “La Jaula”, donde se publicaban comentarios ofensivos y amenazas directas hacia ella, añadió una capa de terror a su ya difícil situación. “Las niñas decían que me iban a quemar la cara al día siguiente: ‘cuando venga Belinda le vamos a quemar la cara con ácido’. Y a los 13, 14 años sí es algo muy fuerte”, relató, evidenciando el profundo impacto emocional de estas agresiones. Estas experiencias traumáticas contribuyeron a que viviera su adolescencia en un estado depresivo.
La presión de la prensa tampoco fue un bálsamo. A los 13 y 14 años, Belinda luchaba por comprender las críticas y juicios negativos que la rodeaban. “Ya no me quiero levantar, ¿Qué pasará hoy? ¿Por qué?”, eran las preguntas que la atormentaban mientras intentaba sobrellevar el peso de la fama.
En un testimonio valiente y desgarrador, Belinda confesó haber tenido pensamientos suicidas durante su adolescencia. “En algún momento sí he pensado. Cuando era más chiquita: ‘no, ya no quiero estar aquí, estoy muy triste, no encuentro ninguna motivación’”, reveló. A pesar de la oscuridad, destacó que siempre encontraba un hilo de esperanza, algo que la impulsaba a seguir adelante, aunque el camino no fuera fácil.
La dura infancia de Belinda, marcada por el bullying y la soledad, revela una faceta desconocida de la estrella que hoy brilla con luz propia. Su historia es un poderoso recordatorio de que la fama temprana no inmuniza contra el dolor y que detrás de cada figura pública existe una historia personal, a menudo compleja y llena de desafíos. Su capacidad para sobreponerse a estas adversidades y convertirlas en una fuerza impulsora para su éxito es una lección de resiliencia que resuena con fuerza en un mundo donde el acoso sigue siendo una dolorosa realidad para muchos jóvenes.