Óscar Corripio, es bolero de Cuernavaca desde hace más de 33 años y nos platicó que por sus oídos han pasado distintas historias y hasta confesiones muy profundas e intimas, pues en el oficio de la ‘boleada’, como él le llama, no solo se trata de sacarle un buen brillo al calzado, “la plática y la conversación es parte y cosa esencial de nuestro oficio”, comentó.
De acuerdo con el escritor Juan Villoro, los boleros son unos de los receptores de historias y vivencias de la sociedad que guarda cada ciudad y, suelen tener una gran sabiduría para responder a cualquier tipo de problema que les traigan sus clientes.
“Mi oficio es una profesión muy noble, a veces nos volvemos confidentes o hasta psicólogos, porque hay clientes que solo vienen a eso, a desahogarse. Nos buscan porque siempre les tenemos un consejo o una buena plática, yo les puedo hablar de temas de política o hasta de fútbol, y siempre regresan por eso”, expresó Corripio.
A este trabajador del lustre del calzado morelense, le ha tocado vivir diferentes momentos históricos de la capital del estado, como las remodelaciones del zócalo y del primer cuadro de la ciudad, ha visto pasar a más de seis gobernadores de Morelos e incluso, fue testigo de la devaluación del peso mexicano, “aquí he conocido licenciados, doctores, secretarios de gobernación, maestros y un sinfín de personas y personalidades, he visto los cambios del centro y del zócalo y cuando empecé (a los 14 años) la boleada costaba $2.50 y hasta el dólar estaba muy barato, en ese entonces”, recordó.
Además, nos compartió que estas experiencias e historias se han sumado al extenso repertorio que tiene para contarle a cada uno de sus clientes, que se llegan a sentar para una ‘boleada’ o un consejo de este bolero cuernavacense.
A veces nos volvemos confidentes o hasta psicólogos, porque hay clientes que solo vienen a eso, a desahogarse. Nos buscan porque siempre les tenemos un consejo o una buena plática.” Óscar Corripio, bolero.