Cuernavaca, Morelos.- Cada 6 de marzo se celebra el Día Internacional del Escultor y al hablar de este tema, es imposible no pensar en el maestro Víctor Manuel Contreras, un artista en toda la extensión de la palabra, pero también, un morelense por adopción.
A pesar de ser un hombre de mundo, Víctor Manuel Contreras ha pasado los últimos 57 años radicando en Morelos, donde la gente lo ha arropado.
“Me siento feliz porque me dio la tranquilidad, me dio el amor que me profesa la gente”, confiesa.
A lo largo de su amplia carrera como artista, ha creado 82 obras en total, a las cuales considera sus “hijos”.
“Hemos hecho 82 obras, pero 72 están expuestas por el mundo y en un lugar de privilegio, con una historia que narrar y son hermosas en todo (…) para mí, mis hijos son de bronce.”
En su casa en Cuernavaca, donde recibió a Diario de Morelos, se pueden apreciar réplicas de algunas de sus más grandes creaciones y otras obras de arte que inundan el ambiente de un aura especial.
“Yo toda mi vida he sido estudiante de arte, la escultura, la pintura, la literatura. Yo estoy inmerso en toda esa voluntad creativa, donde uno se siente libre por sentir, por expresar emociones que solo viven en tu ser”, afirma.
SU OBRA MÁS EMBLEMÁTICA
En este espacio se encuentra también una reproducción de la que quizá es su obra más emblemática, la Paloma de la Paz.
Su inspiración para esta escultura surgió cuando uno de sus maestros, quien era profesor en la Escuela Superior de Artes de París, le comunicó que estaba grave de salud.
“En eso me cae una pluma blanca, hermosísima, de un ave como gaviota, la tomo de mi hombro y la veo. Es el gran vuelo que inicia mi maestro. Qué doloroso es. Tanto cariño y tanto amor por México y tanto apoyo que recibí de él”, recuerda.
El boceto que en ese entonces realizó se convirtió, con el paso de los años, en uno de los íconos de Cuernavaca, en una bella imagen que todos los locales y turistas tienen de esta ciudad.
Otras dos piezas de su creación se ubican en la capital morelense, el Monumento a la Madre y Quetzalcóatl, eje de las culturas mesoamericanas.
La primera obra se ubica frente al chapitel del Calvario; la segunda, Quetzalcóatl, fue ubicada recientemente en una glorieta en el cruce de las avenidas Río Mayo y Río Balsas, de la colonia Vista Hermosa.
SUS ANDARES POR EL MUNDO
Como todos aquellos que están destinados a grandes cosas, la vida lo puso en el camino que debía seguir cuando apenas tenía 16 años.
“Muy jovencito, yo había terminado la prepa, entonces, me gané una beca para irme a estudiar a Nueva York (…) Y de allí es que decido irme a Europa (…) trabajé con un gran escultor y pintor alemán, que lo convencí años después que se viniera acá (a México)”.
A partir de 1961 comenzó su peregrinaje por ciudades como Nueva York, Estados Unidos; Munich, Alemania; Milán, en Italia; y París, Francia, donde estudió en la Escuela Superior de Bellas Artes y en la Universidad de la Sorbona.
Es precisamente en París donde conoció al Príncipe Félix Youssoupoff y a la Princesa Irina de Rusia, una familia ligada a la realeza rusa con la que Víctor Manuel Contreras vivió durante cinco años, durante los cuales conoció a personajes como Pablo Picasso, Salvador Dalí y Marc Chagall.
REGRESO A MÉXICO
Para cuando regresó a México, su ya amplia experiencia como artista lo llevó a realizar trabajos en Morelos, Guerrero y Jalisco e incluso, tuvo el ofrecimiento de ser parte de la política.
“Me ofrecían un cargo en relaciones exteriores, tampoco lo acepté, yo no quería ya estar detrás de un escritorio, ni tampoco en una universidad. Yo quería hacer mi taller, hacer mis obras, porque a eso venía al mundo, a hacer lo que yo quiero hacer con mi vida”.
Fue en Morelos donde encontró el espacio soñado para darle rienda suelta a su creación, aquí se ha convertido en un personaje de referencia cuando de hablar de arte se trata y quizá es por ello que también tiene un amor especial por nuestro estado.
“Morelos, aparte de ser una entidad de mucha importancia en todo el aspecto agrónomo, en todo el aspecto laboral, en toda la historia alrededor del mundo, hay morelenses por todas partes, que trabajan las tierras, que hacen artesanía pura y bella”.
También guarda un cariño y reconocimiento especial por su gente al afirmar que “la labor de los morelenses en el mundo es remarcable. Son gente de corazón, nobles, son preciosas personas”.
Es por ello que en nuestro Estado, el maestro Víctor Manuel Contreras no solo debe ser reconocido como un gran artista, porque aunque haya nacido lejos de aquí, también es y será por siempre, un gran morelense.