Durante este mes de enero se realiza el ciclo de las cabañuelas, una tradición popular, que según la creencia es utilizada para predecir las condiciones climáticas a lo largo del año.
Según Eligio Campos Flores, quien ocupaba este método tradicional de predicción meteorológica con sus abuelos, las cabañuelas consisten en observar el comportamiento climático de los primeros 12 días de enero, asignando cada día a un mes del año.
Por ejemplo, el 1 de enero corresponde a enero, el 2 de enero a febrero y así sucesivamente hasta el día 12, que representa diciembre, de esta forma se sabrá que si el día 7 de enero que corresponde al mes de julio estuvo lluvioso quedara decir que julio será un mes de lluvia.
Los días posteriores, del 13 al 24 de enero, se consideran para realizar una “lectura inversa”, es decir el día 13 corresponde a diciembre, el día 14 a noviembre hasta el 24 que correspondería a enero.
Para agricultores y comunidades rurales, las cabañuelas no solo son tradición, sino una guía para planificar siembras y cosechas. En un contexto donde el acceso a tecnología avanzada no siempre está garantizado, estas observaciones climáticas son una alternativa valiosa.
No obstante, expertos advierten sobre sus limitaciones. El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) señaló que factores como el cambio climático alteran los patrones tradicionales, lo que dificulta la precisión de estas predicciones.
Según historiadores, aunque no son una ciencia exacta, las cabañuelas representan una conexión con los saberes ancestrales y un símbolo de la resiliencia cultural en México. Su práctica, más allá de los resultados, es una forma de mantener viva la herencia de las comunidades que encontraron en el clima un lenguaje para entender su entorno.