En su mensaje dominical, el obispo de Cuernavaca, Ramón Castro Castro, instó a la sociedad a liberarse de las ataduras materiales y los vicios, señalando que muchos viven en una “prisión constante” de la que deben escapar para cumplir plenamente con el mandato de Dios.
Desde la Catedral de Cuernavaca, el obispo advirtió sobre los peligros de confiar en lo material, el poder o el dinero. “Las personas que ponen su confianza en lo material, en el dinero o en el poder, tarde o temprano se dan cuenta de que son prisioneros. En lugar de alcanzar la libertad, lo único que han encontrado es estar en una prisión muy difícil”, dijo durante su homilía.
El obispo también se refirió a otros tipos de ataduras, no solo las relacionadas con la riqueza o el poder, sino aquellas más sutiles que afectan la vida diaria de muchas personas, especialmente de los jóvenes. “No dejemos que este mensaje caiga en saco roto. Reflexionemos. Alguien dirá, ‘pero es que yo no tengo bienes, no soy rico’, pero si están apegados a cosas materiales o a vicios, como los jóvenes hoy que están apegados al internet, a las redes sociales, al qué dirán, a sus frustraciones o a sus heridas no cerradas”, expresó.
Con este comentario, el obispo abordó el impacto de la tecnología y las redes sociales en la juventud, un tema que ha sido objeto de múltiples análisis en las últimas décadas, señalando cómo estos medios pueden llegar a crear una falsa percepción de libertad, mientras en realidad generan dependencia emocional y psicológica. Para Castro Castro, este tipo de apegos son igualmente peligrosos, ya que distraen a las personas de lo verdaderamente importante: la búsqueda de Dios y la libertad espiritual.
El mensaje del obispo fue claro: la verdadera libertad no se encuentra en los bienes materiales, el estatus social o las satisfacciones efímeras que ofrecen los vicios modernos, sino en la relación con Dios y el cumplimiento de su voluntad. “Es una invitación a una plena libertad y a buscar a Dios”, concluyó.
Con esta exhortación, Ramón Castro Castro animó a los fieles a reflexionar sobre sus prioridades y a revisar en qué aspectos de sus vidas podrían estar limitando su libertad interior. De igual manera, pidió que el mensaje no fuera olvidado, sino que cada persona tomara tiempo para meditar sobre aquello que podría estar impidiéndole una conexión más profunda con lo espiritual.